Aprovechando los vientos en contra… para que nos huelan
Habiéndome expresado ya sobre el multicomentado asunto de Pajarito, el pasado lunes, a través de una colaboración especial para este mismo diario, debo hoy admitir —sin modestia— la complacencia que sentí al haber sido la nota más leída de la jornada. Pero no sólo ello, más emocionante fue que se me ENTENDIÓ. No saben la sorpresa que me llevé, cuando justo tocando por enésima ocasión uno de los más álgidos problemas de la protección anima l, encontré que no estoy nada sola. Hartísima gente piensa como yo y califica a la (mal) llamada “fiesta brava” y sin el menor resquemor, como un acto de barbarie y de extrema crueldad que definitivamente va en decadencia.
Lo mejor es que el fin de la tauromaquia se ve más cercano cada día. Una impresionante mayoría de la joven generación presente no la acepta, porque está más que cansada de la violencia y no concibe que encima, haya ¿espectáculos? tan llenos de sangre y negruras por los que tenga que pagar entrada.
Creo que el incidente del pasado domingo dejó muchas lecciones y abrió la puerta a una serie de reflexiones. Asimismo, Pajarito rompió muchos mitos a ojos públicos. Más que nunca quedó evidente que el toro de lidia no nace para enfrentar un combate sin motivo. Que, como cualquier ser vivo, con un sistema nervioso central, el toro presintió el peligro y, quizás, el triste y abusivo fin que le esperaba. Por ello no dudó y optó por jugársela. Trató de alcanzar su libertad obedeciendo al más primitivo de los sentidos, el de la conservación. Recurrió a la natural huida para lograrlo y con todo, su brusco paso no pasó a mayores, esto es, no provocó muertos humanos porque, estarán de acuerdo conmigo y por la evidencia de las imágenes, el animal no embistió en ningún momento. De haberlo hecho, la señora Gil Elorduy hubiera terminado su vida a medio ruedo. A eso le llamo yo nobleza. Y aunque a sus pocos años Pajarito perdió la vida en tan lamentable situación y muriendo físicamente a dos nerviosos estocazos, él ya estaba muerto desde antes. La fatal combinación de su loca carrera y el estrés fueron la verdadera causa de su baja, dando paso así a la leyenda…
Díjome ayer el cronista taurino José Ramón Garmabella, al término de un debate en el que participamos, organizado por Carlos Loret de Mola para su noticiero mañanero en TV, que en medio de la algarabía y segundos antes de que lo mataran, Pablo Hermoso de Mendoza tuvo comunicación, a l oído, con el animal. Lo intentó tranquilizar y Pajarito, rendido ante la presencia del maestro de monta, se dejó sobetear las orejitas sucumbiendo ante ello y por el beso que en la testuz le dio el navarro. Sólo entre los dos quedó la palabra final.
Pero, no conformes con este “sublime” espectáculo, los amantes de la violencia más primitiva nos tienen preparado uno mejor, con más crueldad y esta vez cambiando el justificante de “arte” por el de “tradición”. Se trata del “Día del Toro” que se celebra dentro de las FIESTAS DE LA CANDELARIA que año con año y desde hace un titipuchal, se llevan a cabo en Tlacotalpan, Veracruz, justo el día de hoy.
Resulta que previo a la fecha son adquiridos 6 bovinos de la raza cebú, a los que horas antes del festejo los mismos organizadores —según me afirman— embriagan con aguardiente y así, borrachitos, los pasan a nado por el Papaloapan o Río de las Mariposas, hasta tierra firme. Una vez en piso, los pobres animales son presa de una turba, ésta sí, enardecida por el alcohol, que procede a insultarlos, a golpearlos y a herirlos con objetos punzocortantes. Espantados, los ejemplares pegan carrera provocando esa mezcla de diversión y pavor que a ciertos humanos prende. Su fin, por supuesto, es la muerte para servir de almuerzo a los asistentes a esta celebración con origen en el rito católico, aunque alterada y conservada a conveniencia.
Por gestiones realizadas por varias protectoras del estado y con el respaldo de cientos de peticiones recibidas vía correo electrónico, el gobernador Fidel Herrera se pronunció públicamente en contra de tamaña crueldad, afirmando que haría lo posible por evitarla… sólo que… le ganaron los lugareños, más que nada por la autonomía que rige al Municipio, según. ¿Ustedes le creen? Yo no. Siendo quien es y del partido político que lo formó y colocó, por supuesto que pudo haber hecho más. Pero no importa, todo es comenzar.
Para acabarla de amolar, el próximo día 5, en el Querétaro q ue por hoy tiene a su cargo Patricio Garrido, me informan que se realizará el “Paseo del Buey”, evento patrocinado por frailes franciscanos (¿?) y que consiste en llevar por las calles de Villa Corregidora a dos toros muy adornaditos con flores y así, tan guapitos, también los dejan a gusto del pueblo que los maltrata y hiere hasta tumbarlos en una agonía que producirá una carne y un caldito muy sabrosos. Bien, ¿verdad?, y esto, en pleno en pleno Siglo XXI.
Marielena Hoyo Bastien
producciones_serengueti@yahoo.com
Lo mejor es que el fin de la tauromaquia se ve más cercano cada día. Una impresionante mayoría de la joven generación presente no la acepta, porque está más que cansada de la violencia y no concibe que encima, haya ¿espectáculos? tan llenos de sangre y negruras por los que tenga que pagar entrada.
Creo que el incidente del pasado domingo dejó muchas lecciones y abrió la puerta a una serie de reflexiones. Asimismo, Pajarito rompió muchos mitos a ojos públicos. Más que nunca quedó evidente que el toro de lidia no nace para enfrentar un combate sin motivo. Que, como cualquier ser vivo, con un sistema nervioso central, el toro presintió el peligro y, quizás, el triste y abusivo fin que le esperaba. Por ello no dudó y optó por jugársela. Trató de alcanzar su libertad obedeciendo al más primitivo de los sentidos, el de la conservación. Recurrió a la natural huida para lograrlo y con todo, su brusco paso no pasó a mayores, esto es, no provocó muertos humanos porque, estarán de acuerdo conmigo y por la evidencia de las imágenes, el animal no embistió en ningún momento. De haberlo hecho, la señora Gil Elorduy hubiera terminado su vida a medio ruedo. A eso le llamo yo nobleza. Y aunque a sus pocos años Pajarito perdió la vida en tan lamentable situación y muriendo físicamente a dos nerviosos estocazos, él ya estaba muerto desde antes. La fatal combinación de su loca carrera y el estrés fueron la verdadera causa de su baja, dando paso así a la leyenda…
Díjome ayer el cronista taurino José Ramón Garmabella, al término de un debate en el que participamos, organizado por Carlos Loret de Mola para su noticiero mañanero en TV, que en medio de la algarabía y segundos antes de que lo mataran, Pablo Hermoso de Mendoza tuvo comunicación, a l oído, con el animal. Lo intentó tranquilizar y Pajarito, rendido ante la presencia del maestro de monta, se dejó sobetear las orejitas sucumbiendo ante ello y por el beso que en la testuz le dio el navarro. Sólo entre los dos quedó la palabra final.
Pero, no conformes con este “sublime” espectáculo, los amantes de la violencia más primitiva nos tienen preparado uno mejor, con más crueldad y esta vez cambiando el justificante de “arte” por el de “tradición”. Se trata del “Día del Toro” que se celebra dentro de las FIESTAS DE LA CANDELARIA que año con año y desde hace un titipuchal, se llevan a cabo en Tlacotalpan, Veracruz, justo el día de hoy.
Resulta que previo a la fecha son adquiridos 6 bovinos de la raza cebú, a los que horas antes del festejo los mismos organizadores —según me afirman— embriagan con aguardiente y así, borrachitos, los pasan a nado por el Papaloapan o Río de las Mariposas, hasta tierra firme. Una vez en piso, los pobres animales son presa de una turba, ésta sí, enardecida por el alcohol, que procede a insultarlos, a golpearlos y a herirlos con objetos punzocortantes. Espantados, los ejemplares pegan carrera provocando esa mezcla de diversión y pavor que a ciertos humanos prende. Su fin, por supuesto, es la muerte para servir de almuerzo a los asistentes a esta celebración con origen en el rito católico, aunque alterada y conservada a conveniencia.
Por gestiones realizadas por varias protectoras del estado y con el respaldo de cientos de peticiones recibidas vía correo electrónico, el gobernador Fidel Herrera se pronunció públicamente en contra de tamaña crueldad, afirmando que haría lo posible por evitarla… sólo que… le ganaron los lugareños, más que nada por la autonomía que rige al Municipio, según. ¿Ustedes le creen? Yo no. Siendo quien es y del partido político que lo formó y colocó, por supuesto que pudo haber hecho más. Pero no importa, todo es comenzar.
Para acabarla de amolar, el próximo día 5, en el Querétaro q ue por hoy tiene a su cargo Patricio Garrido, me informan que se realizará el “Paseo del Buey”, evento patrocinado por frailes franciscanos (¿?) y que consiste en llevar por las calles de Villa Corregidora a dos toros muy adornaditos con flores y así, tan guapitos, también los dejan a gusto del pueblo que los maltrata y hiere hasta tumbarlos en una agonía que producirá una carne y un caldito muy sabrosos. Bien, ¿verdad?, y esto, en pleno en pleno Siglo XXI.
Marielena Hoyo Bastien
producciones_serengueti@yahoo.com
...de la ociocidad, aquella vieja forma de aprovechar el tiempo, desde que se separó el tiempo util de aquel cualquiera (a pesar de que es aquí en el ocio es donde se han dado grandes despertares), en este tiempo libre o cualquiera para el cual se supone toda la finalidad del trabajo, ya que así promete la oración, trabajo y disfrute, es que surgen estas intensas actividadaes recreativas. Pareciera que desde alguna parte, o de algún sentimiento hay gente que sigue pensando o creyendo que la velocidad con que las pasiones se generalizan es más rápidas, de eso surgen las tremendas versiones de lo que es placer y con qué se consigue. Sin embargo, el ejercicio de la libertad, menú por el cual todos han entrado en este bar-nuestro, nos seguirá dejando en la disyuntiva de ver y escuchar a ambas partes: aquellos que obtienen placer viendo el antiguo arte de los toros y aquellos que obtienen placer en el antiguo arte de decir lo que piensan. ¿acaso hay más en esto? toreros y periodistas....la brillante y vacía justificación de sus trabajos, asi es pleno siglo XXI, la gente se sigue ganando la vida. Solo eso.
Posted by Anónimo | martes, marzo 21, 2006 5:58:00 p.m.